"Lo que está en juego tras el fallo de La Haya"

http://voces.latercera.com/2014/01/27/jaime-abedrapo/lo-que-esta-en-juego-tras-el-fallo-de-la-haya/


La ansiedad llega a su fin tras un largo proceso político-judicial que se inició hace más de siete años, y antes de saber el resultado cabe preguntarse qué está en juego tras el veredicto inapelable de la Corte Internacional de Justicia (CIJ).

Existen varias hipótesis al respecto, las que se barajan tanto en Perú como en Chile, sin embargo, en esta breve columna me inclinaré por las que me parecen más cercanas a la continuidad histórica de las relaciones chileno-peruanas. 

En efecto, algunos han sostenido que posiblemente después del presente episodio, y en particular si es beneficioso para Perú, alcanzaremos un nuevo umbral en las relaciones vecinales, que facilitará un entendimiento y cooperación entre los países, lo que redundará en más bienestar y desarrollo para nuestros pueblos. 

Algunos más optimistas incluso plantean que después de La Haya se crearán nuevas confianzas que invitarán al desarme.

Dicha máxima, aunque ideal, no parece cercana a la realidad. 

Sobre todo si nos ocupamos de las causas del conflicto latente entre ambos países, el que se remonta hasta la Guerra del Pacífico (1879-1883) y más atrás (Guerra contra la Confederación Perú-Bolivia 1836-1839).

Los antagonismos, particularmente de Perú hacia Chile, tienen relación con venas abiertas heredadas de una Lima ocupada (17 de enero de 1881 hasta el 23 de octubre de 1883) y una honra desdibujada tras la derrota a manos de una Capitanía ubicada al sur del mundo. 

Son demasiadas las aristas a resolver en el alma (del imaginario colectivo) del pueblo peruano, por lo que se sostiene que estamos lejos de la tesis que una vez terminado este caso (reivindicación del límite marítimo) las relaciones tendrán la oportunidad de escribir una nueva historia.

Tampoco se trata de mostrar un determinismo y defender la máxima de que estamos destinados a mantener una tensión constante y una rivalidad que sin duda será lo único duradero. 

Como todo en las relaciones internacionales, debemos analizar los acontecimientos sin grandes elocuencias, sin triunfalismos, ni tampoco fatalismos. 

 Habrá que estar atentos a lo que resuelve el tribunal internacional, ya que de ello podrán sacarse nuevos factores de análisis, sin embargo, la rivalidad y animadversión que Perú ha enseñado por décadas en sus textos escolares respecto a los atropellos vividos por la potencia ocupante que “inventó un conflicto armado para despojarlo de sus territorios”, versus un Chile que se muestra impoluto, ya que “sólo se debe al recto obrar que le permite el derecho internacional vigente”, ya que la “guerra la hizo en derecho” y su actuar desde siempre responde a esos principios, por tanto no tiene nada que revisar.

En dicho escenario no podemos aventurarnos a sostener que en el futuro Perú no tenga intensión de levantar/crear un nuevo caso frente a tribunales internacionales, o impulsar una estrategia que consiga paliar los daños ocasionados en el alma nacional tras la derrota en la Guerra del Pacífico, con todos los costos asociados a la pérdida de patrimonio y orgullo nacional que la memoria no permite abandonar.

Al respecto, recordemos que el actual Presidente de Perú, Ollanta Humala, ha morigerado su discurso antichileno en comparación a su postulación de 2006. 

Sin embargo, su propia base electoral demanda una reivindicación histórica sobre Chile, lo cual es bastante transversal dentro de las fuerzas políticas de Perú, por lo que resultaría poco fundado sostener que se superarán los antagonismos del pasado con posterioridad al fallo de la CIJ.

AWEF


Por otra parte Chile, dependiendo del resultado, podría entrar en una fase de introspección, ya que si el resultado es adverso como, por ejemplo, pierde mar soberano (las 12 millas donde se proyecta el puerto de Arica) o zona económica exclusiva (200 millas) con sus respectivos recursos pesqueros relevantes (anchoveta principalmente) sería un perjuicio significativo a la pesca industrial y artesanal del país, ante lo cual posiblemente revisaría sus axiomas en política exterior, como el apego irrestricto al derecho internacional como estrategia para enfrentar las demandas y/o reivindicaciones territoriales de nuestros vecinos. 

Posiblemente las tesis, hasta ahora centrales, de apego a la intangibilidad de los tratados serán cuestionadas y Chile se vería tentado a revisar la conducción exterior del país. 

Esto cobra más sentido si observamos que en las últimas controversias (Campo de Hielo Sur y Laguna de Desierto) Chile no se ha sentido beneficiado, sino todo lo contrario.

A pesar de ese escenario de malos resultados, para el suscrito sería un despropósito que Chile abandone sus directrices más características en política exterior, por lo menos desde la década de los noventas del siglo pasado, como es el apego al derecho internacional (ejemplo, el principio de Pacta Sunt Servanda), el cual le ha permitido en distintas materias tener un reconocimiento, prestigio y respeto internacional.

Esos intangibles han permitido a Chile una relativamente exitosa estrategia de inserción en el sistema internacional.

No me refiero sólo a la firmas de Tratados de Libre Comercio, sino que a la suscripción de acuerdos a nivel regional e internacional (ejemplo Unión Europea). 

Por tanto, cual sea el fallo, resulta importante que el país mantenga la sensatez, la cual no significa no plantearse los posibles errores cometidos.

Debemos tener presente que Chile ha crecido en la misma relación que ha apostado por la cooperación internacional, guiándose en democracia por la observancia de los principios generales del derecho internacional y participando en la creación de los regímenes internacionales vigentes. 

Esperemos que esto no esté en juego tras el veredicto de la Corte Internacional.


Fuente; Diario La Tercera de Chile

Blog de Jaime Abedrapo, Doctor en Derecho Internacional y RR.II., periodista y cientista politico.



"Perú y Chile: 2024" integrados...

http://diario.latercera.com/2014/01/25/01/contenido/reportajes/25-156463-9-peru-y-chile-2024.shtml

En algún momento, entendí, como han entendido muchos compatriotas míos pero no todos, que la mejor forma de que cicatrice la herida del pasado es convertirla en futuro. 

Por eso me emociona ver en qué se han convertido desde el fallo, ya bastante lejano, de La Haya las relaciones entre ambos países.
                                                                                                                      Alvaro Vargas Llosa.



AYER, 1 de diciembre de 2024, hice, después de algunos años, un recorrido por Tacna y Arica, incluyendo un viaje en ferrocarril cuyo único inconveniente fue lo corto que resultó ese considerable disfrute. 

Estoy asombrado con lo que he visto.

Por lo pronto, el ferrocarril ha dado un vuelco. 

Estaba paralizado hace una década porque la vía férrea no era reparada desde 1964 y Enapu no parecía interesada en que ese histórico servicio, que vio la luz en 1865, vinculara sin interrupciones a Tacna con Arica. 

En lugar de los trámites engorrosos que había que hacer en Santa Rosa (Tacna) y Chacalluta (Arica), ahora en el tren todo ocurre casi sin estorbo.

Desde que en la zona franca de Tacna se levantaron las restricciones al capital forastero, hay un boom de inversiones con capitales chilenos y de otros lados. 

En lugar de las 15 empresas que (des)aprovechaban ese espacio privilegiado antes, hoy se cuentan por varias decenas y el movimiento es vertiginoso. 

En el muelle de Arica, que era un monumento a la desidia, bulle la vida, lo que explica por qué El Chinchorro, que no era nada, hoy es un centro logístico ultramoderno que integra a Tacna y Arica dentro de una red de servicios que va del muelle a la zona franca. 

El almacén, que solía estar vacío, no da abasto para tanto producto: han surgido varios más.

Los cinco millones de chilenos que ingresaban a Tacna hace una década se han transformado en ocho millones, gracias a lo cual la industria de servicios médicos, la hotelera y la gastronómica han experimentado una revolución y hasta ha surgido una cultural.

Para no hablar del ímpetu que esto ha dado al comercio con Bolivia y con Argentina, cuyo despegue a partir de 2015, cuando quedó atrás la pesadilla kirchnerista, es notable. 

A su vez, la prosperidad tacneña ha atraído a migrantes de todo el Perú hacia esa región. 

Mientras que hace 10 años los únicos peruanos que migraban a Tacna parecían ser los puneños, viejos enamorados del comercio, hoy los hay provenientes de todas partes. 

Algunos interactúan con Arica y otras partes de Chile, y otros simplemente participan de la economía local, que ha aprovechado en estos años gracias a capitales foráneos, incluyendo los chilenos, su tremenda riqueza minera, especialmente de cobre y molibdeno, y su potencial agroindustrial (el énfasis de esto último ha estado en el olivo, que en años recientes ha florecido: en 2014 sólo el 10 por ciento de la producción se destinaba al aceite de olivo y hoy, más del 35 por ciento).

La población tacneña, que rondaba apenas los 300 mil habitantes, se ha más que duplicado y en pocos años se calcula que se habrá triplicado.

Quizá lo más notable es que Chile y Perú dieron hace poco el paso innombrable: el año pasado fue inaugurada la planta de licuefacción del lado peruano de la frontera que se pudo construir en tres años y medio a un costo de cuatro mil millones de dólares gracias a un consorcio de varias nacionalidades que incluye a capitales peruanos y chilenos. 

Esta planta exporta desde este año gas licuado a Chile, que está pagando un muy buen precio gracias a sus apremiantes necesidades y a que en el mercado mundial la transformación operada por el “shale gas” ha disparado la demanda por ese producto de parte de industrias que antes utilizaban alternativas como el carbón.

Resulta que al gobierno peruano se le encendió el foco de luz hace pocos años: se dio cuenta de que la única forma de materializar el gasoducto del sur que varias presidencias anteriores habían tratado de hacer viable sin éxito era dotarlo de sentido económico. 

Así como la planta de Pampa Melchorita había podido rentabilizar la construcción y operación del primer gasoducto, la planta destinada a exportar gas a Chile podía hacer lo mismo con el ansiado gasoducto del sur. 

Gracias a esta reflexión, Chile y Perú han firmado acuerdos por muchos años: los chilenos, originalmente reacios a depender de un abastecimiento de origen peruano que podría jugarles una mala pasada como se las había jugado años antes el compromiso argentino de exportarles gas natural, han perdido el temor a comprarle gas licuado al vecino del norte. 

Atrás quedó la ansiedad chilena por la escasez energética. 

El Perú sólo ha consumido en los últimos 10 años el seis por ciento de sus reservas probadas y el dos por ciento de las potenciales, de modo que nada permite presagiar problemas en el mediano plazo.

Está en marcha, además, desde hace tres años, la integración de las redes eléctricas, el famoso sistema de interconexión andino que durante años fue palabra hueca y ahora va haciéndose realidad. 

La red, que también abarca a Ecuador, Colombia y Bolivia, ha hecho por la zona andina lo que no pudieron hacer en décadas el Pacto Andino y la Comunidad Andina de Naciones. 

Otro gran alivio para Chile y negocio para el Perú.

Las economías chilena y peruana vieron en esta década una disminución del galope que habían experimentado antes, pero han logrado tasas decorosas. 

Ayer se publicó la cifra oficial del PIB chileno: 481 mil millones de dólares. 

Si tomamos en cuenta la paridad del poder de compra y el tamaño de la población (ahora 18,7 millones de habitantes), la renta por habitante ya supera los 27 mil dólares. 

Desde hace tres años que Chile cruzó el umbral del desarrollo, convirtiéndose en el primer país latinoamericano en hacerlo. 

Pero no menos notable es lo que ha pasado en el Perú. 

El PIB, también publicado ayer oficialmente, registra 352 mil millones de dólares y la población bordea los 34 millones. 

El per cápita en poder de paridad de compra se acerca a 17 mil, algo que en mi juventud era inimaginable.

Da risa pensar en que hace una década se tenía que hacer un poco de ingeniería con las cifras para poder demostrar que las inversiones peruanas en Chile se acercaban a las chilenas. 

Se decía que los capitales chilenos habían invertido un total de 13 mil millones de dólares en el Perú y los peruanos, unos 10 mil millones en Chile. 

En realidad, se comparaban cosas distintas. 

Si tomamos en cuenta la metodología del Fondo Monetario Internacional, la inversión extranjera directa ascendía a 13 mil millones en el caso de los capitales chilenos pero era muy inferior en el de los capitales peruanos, por la sencilla razón de que la metodología peruana incluía lo que se conoce como “portfolio investments” o inversiones de cartera. 

Aun así, se celebraba con razón el que Graña y Montero hubiera adquirido 74 por ciento de Vial y Vives o que el grupo Bescia hubiese comprado Cementos Melón unos años antes, o que el Grupo Romero hubiera comprado por 62 millones de dólares Salmofood y una subsidiaria significativa. 

Pero todo eso ahora se ve pequeño: Perú ya utiliza la misma metodología que Chile y se acaban de anunciar las cifras de inversión extranjera directa: ya hay 15 mil millones de dólares en capitales peruanos invertidos en Chile; Chile tiene invertidos unos 22 mil millones en el Perú. 

Si en ambos casos incluimos las inversiones de cartera y minoritarias, estamos hablando de varias decenas de miles de millones en ambos casos.

La potencia pesquera de ambos países ha ido en aumento y los acuerdos que se hicieron un año después del fallo de La Haya se han mantenido, de tal forma que los permisos cruzados en ciertas áreas han beneficiado a ambos países. 

Las exportaciones peruanas de harina de pescado han seguido aumentando exponencialmente en Alemania y han crecido en China y Japón, sus principales mercados: las exportaciones pesqueras totales se han más que duplicado y superan los ocho mil millones de dólares. 

A su vez, Chile ha duplicado sus exportaciones pesqueras y acuícolas, que hoy superan los 10 mil millones de dólares.

El intercambio comercial era hace una década una de las áreas donde se veía más potencial no realizado: el intercambio total de 2013 había sumado no más de 4.300 millones de dólares. 

Hoy, esa cifra también da cierta melancolía: la actual es de 14 mil millones y con tendencia impaciente a crecer. 

Se comercia con furia.

Las reuniones integradas de gabinetes ministeriales se han convertido en un asunto casi de rutina, de tal forma que la prensa ya ni les da mayor importancia. 

Sin embargo, algo que con seguridad sí llamará la atención de los medios es el anuncio que se espera en los próximos meses respecto de la reducción de armamento, acuerdo que se está negociando no sólo bilateralmente sino de forma conjunta con el resto de América del Sur. 

No está claro aún el alcance exacto de estos acuerdos, pero el principio ha sido aceptado por todas las partes, incluyendo Chile, que cree haber encontrado el punto exacto en el que sus necesidades defensivas son compatibles con una disminución de la “actualización” que hasta hace pocos años era percibida por sus vecinos como agresiva y que Santiago veía indispensable para un hipotético escenario de guerra contra tres vecinos simultáneos.

La rivalidad parece haber quedado confinada en áreas muy puntuales, como el fútbol, donde hace una década Chile llevaba una cierta ventaja, pues había ganado al Perú el doble de partidos de los que el Perú le había ganado a Chile. 

Las cosas se han ido emparejando más desde que, acicateado por el octavo puesto que obtuvo Chile en el Mundial de Brasil en 2014, Perú dio un vuelco a la miserable gestión de la Federación Peruana de Fútbol, transformó sus clubes en sociedades anónimas y, gracias a la creciente prosperidad, pudo incorporar a su deporte a figuras internacionales de peso.

Mientras veía todo esto ayer, pensaba en mi bisabuela Carmen. 

Todo peruano tiene, en la infancia, su primer encontronazo con el trauma de la guerra. 

A mí me llegó por la vía de la bisabuela, a quien siendo yo un niño visitaba todas las semanas en su casita de la Avenida Reducto. 

Ella había vivido en la Tacna ocupada por los chilenos; me hablaba, sin rencor pero con tristeza, de lo que había sido esa dura experiencia. 

La avenida donde vivía debía su nombre, además, a los reductos que usó el Perú en la batalla de Miraflores para tratar de detener a las tropas chilenas, una vez que, habiendo ganado las batallas de San Juan y de Chorrillos, prosiguieron con la campaña de Lima. 

Me crié, para colmo, en Barranco, un distrito que fue incendiado por las tropas invasoras junto con la contigua Chorrillos. 

Por si fuera poco, mi profesor de geografía -o de historia, ya no lo recuerdo- en el colegio rehusaba pronunciar la palabra Chile en clase.

En algún momento, entendí, como han entendido muchos compatriotas míos pero no todos, que la mejor forma de que cicatrice la herida del pasado es convertirla en futuro. 

Por eso me emociona ver en qué se han convertido desde el fallo, ya bastante lejano, de La Haya las relaciones entre ambos países.

En su famoso discurso sobre la crisis moral de la república en el Ateneo cuando el siglo XX daba sus primeros vagidos, el dirigente chileno Enrique Mac Iver dijo: “Yo no admiro y amo el pasado de mi país, a pesar de sus errores y faltas, por sus glorias en la guerra, sino por sus virtudes en la paz”. 

Qué actuales, a la luz de esta deslumbrante década bilateral, suenan esas palabras.

Fuente: Diario La Tercera de Chile.

"El futuro de las relaciones bilaterales" Perú-Chile

http://diario.latercera.com/2014/01/25/01/contenido/reportajes/25-156462-9-el-futuro-de-las-relaciones-bilaterales.shtml
por Luis Maira (ex embajador chileno) y Fernando Rospigliosi (ex ministro del interior peruano)
Dos expertos en la relación bilateral Chile-Perú, el ex embajador chileno Luis Maira y el ex ministro peruano Fernando Rospigliosi, abordan el escenario que se abrirá tras el fallo del lunes.

Ex embajador chileno Luis Maira

Tras el fallo: ¿Qué?

TRAS SEIS AÑOS de litigio conoceremos el dictamen de la Corte Internacional de Justicia que debe resolver la solicitud peruana de fijación de límites marítimos con Chile. 

Los argumentos de ambas partes son conocidos, como también la importancia del tribunal. 

Se trata del organismo judicial más importante del mundo, establecido en 1945 en la misma Carta de Naciones Unidas. 

Sus 15 jueces deben tener nacionalidades distintas y ser “personas de alta consideración moral” y “jurisconsultos de reconocida competencia en materia de Derecho Internacional”. 

Los fallos que emiten son “definitivos e inapelables”.

No sabemos su contenido, pero éste debe fundarse en “las convenciones internacionales… la costumbre internacional… y los principios generales de derecho reconocidos por las naciones civilizadas”. 

Los gobiernos de Lima y Santiago han concordado dos criterios frente al fallo: el acatamiento de éste y su ejecución progresiva, de acuerdo con los cambios jurídicos internos o técnicos que imponga la sentencia.

El lunes predominarán manifestaciones nacionalistas. 

Pero aquietados los ánimos, se presentará una oportunidad excepcional para dotar de estabilidad y espíritu cooperativo a una relación que no ha conocido el afecto mutuo desde la Guerra del Pacífico y el Tratado de 1929.

Hay que comenzar señalando que, en los últimos 15 años, han ocurrido ya cosas positivas entre nosotros. 

Existe un gran dinamismo en las relaciones económicas, con una inversión de más de US$ 8 mil millones de Chile en Perú y una cifra casi equivalente de Perú en nuestro país, que sólo el año pasado creció en US$ 3 mil millones. 

La migración peruana representa cerca del 40% de los extranjeros que viven en Chile y se estima en más de 300 mil personas, los que con su trabajo, preparación y cordialidad han ganado nuestro afecto. 

Hay escuelas en Recoleta e Independencia donde más de la mitad de los estudiantes son peruanos. 

Cada vez hay más familias binacionales. 

Por otra parte, las ciudades vecinas de Arica y Tacna tienen una vida económica y social integrada. 

Perú y Chile, a su vez, requieren del entendimiento para que nuestra América del Sur llegue a ser una región influyente en un mundo como el actual, dominado por grandes espacios regionales, como el de América del Norte, Europa o el Asia del Pacífico.

El ex canciller Alan Wagner en los alegatos efectuados en La Haya sostuvo que este es el último asunto limítrofe pendiente entre Chile y Perú, por lo que el tono de nuestras relaciones debiera cambiar. Ambos tenemos experiencias en esta dirección. 

Argentina y Chile dejaron de ser rivales después del fallo del cardenal Samoré y la mediación papal en el conflicto del Beagle. Perú y Ecuador, que tuvieron dos guerras en el siglo XX, dejaron de ser adversarios después del Acuerdo de Brasilia de 1998. 

Retirar “la maleza” de la conflictividad es una condición para tener una región más integrada.

Aquí, se podrían imaginar múltiples proyectos. 

Un programa de integración subnacional que incluya el Sur peruano, el Norte chileno y el Oeste boliviano, áreas complementarias que podrían tener una presencia dinámica en la economía del Pacífico. 

Un intercambio a partir del gas de Camisea, ahora que EE.UU., con la revolución del shale gas, se ha hecho autosuficiente. 

Pero hay un mercado energético en la minería del norte chileno como un espacio cercano y seguro para su producción. 

Ya existen iniciativas importantes de cooperación académica entre nuestras universidades y podríamos compartir esfuerzos en investigación tecnológica. 

Un buen acuerdo de cooperación internacional de doble vía permitiría el intercambio de nuestras mejores experiencias. 

Y está, por cierto, el amplio campo de la colaboración en Apec y los vínculos del Pacífico con los grandes países del Atlántico sudamericano, Brasil y Argentina.

A partir del martes viviremos un nuevo comienzo y muchos escenarios serán posibles. 

Creo que hay que apostar por el más favorable para el futuro de las relaciones entre Perú y Chile.

Ex ministro peruano Fernando Rospigliosi

¿Qué viene para Chile y Perú?

A PESAR DEL enorme espacio que han dado los medios de comunicación y los políticos a la demanda peruana ante la Corte Internacional de Justicia de La Haya (CIJ), la última encuesta de Ipsos, publicada el domingo pasado, revela que sólo el 65% de la población urbana está enterada del asunto. 

En la población rural -un cuarto del total-, el porcentaje debe ser bastante menor.

Sobre todo desde diciembre de 2012, cuando ambas partes presentaron sus alegatos ante la CIJ, el asunto ha sido motivo de permanentes informaciones, comentarios y análisis. 

Las últimas semanas las noticias sobre el tema son abrumadoras.

Una posible explicación del interés relativo en la cuestión es que lo que está en juego no afecta en nada la vida de las personas. 

Se puede ganar o perder, pero al día siguiente nada cambiará.

Por supuesto, el asunto tiene una importancia simbólica, más para los peruanos que para los chilenos. 

Si el Perú obtiene algo, significará que recuperó aunque sea una pizca de lo perdido en la guerra de 1879. 

Si es así, probablemente será un elemento más que ayude a mejorar las buenas relaciones entre los dos países, que se han ido estrechando en los últimos años.

Los intercambios comerciales, las inversiones -sobre todo chilenas en Perú-, la migración de peruanos a Chile, la labor de intelectuales, académicos, periodistas, religiosos, empresarios y políticos, que en el último tiempo han realizado reuniones, publicado libros y artículos y emitido pronunciamientos favorables a una mayor integración, han contribuido sin duda a que el ambiente sea más distendido.

Las portadas de un libelo llamado La Razón, que tiene una escasísima circulación y nula influencia en el Perú, son presentadas equivocadamente en Chile como representativas de por lo menos un sector de la opinión pública peruana, cuando en realidad no tienen ninguna significación.

No es previsible un brusco deterioro de las buenas relaciones después del 27 de enero en ningún escenario. 

En el lado peruano, el Presidente Ollanta Humala dio un giro radical -y positivo- a sus posiciones antichilenas cuando ganó las elecciones. 

Incluso ha hablado de la posibilidad de vender gas a Chile, cosa que los políticos no se atrevían a decir hasta el 2011, precisamente porque tenían temor a críticas de personas como Humala.

Y ahora que se prepara la construcción de un gasoducto al sur, esa posibilidad no parece ser sólo una declaración de buenos deseos.

Hoy en día, no hay ningún político relevante interesado en obtener ganancias electorales incentivando el chauvinismo. 

Al contrario, lo políticamente correcto es propugnar la mejora de las relaciones entre ambos países. 

Esto es extensivo a la sociedad civil. 

Todos los medios de comunicación y líderes de opinión importantes están en esa línea.

La única salvedad que deslizan algunos especialistas, es que quizás Michelle Bachelet no sea tan apaciguadora como Sebastián Piñera. 

Pero aun así, se estima que siendo Chile un país institucionalizado, no habrá mucho margen para reacciones destempladas.

En síntesis, en Perú se respira una atmósfera de optimismo, no sólo porque la mayoría cree que el fallo será favorable, sino porque se piensa que luego del mismo las relaciones seguirán mejorando.


Fuente: Diario La Tercera de Chile.

"El largo camino de Perú a La Haya" vista x Chile




http://diario.latercera.com/2014/01/25/01/contenido/reportajes/25-156457-9-el-largo-camino-de-peru-a-la-haya.shtml     
por Alejandro Tapia, desde Lima; Jaime Pinochet y Hernán López.

La demanda marítima peruana comenzó a gestarse a mediados de los 80, en un proceso repleto de impasses, reuniones secretas, situaciones incómodas y declaraciones de alto nivel. 

Sus protagonistas recuerdan pasajes desconocidos de este largo proceso que concluirá el lunes, con la lectura del fallo.

   
  
Junio de 1985
Alan García acababa de ser electo presidente, el más joven en la historia de Perú con sólo 35 años, y como todas las mañanas, recibió en su casa la visita de su jefe de campaña, Hugo Otero. 

A primera hora del día, ambos solían analizar la prensa y también los planes para el cambio de mando de julio. “Presidente, ahora podemos ver las cosas con más calma porque ya ganamos”, le dijo Otero, quien en 2006 se convertiría en embajador de Perú en Chile. 

“¡Qué tranquilidad, Hugo! ¡Qué tranquilidad! No hay ninguna tranquilidad. 

Tienes que irte a Chile ahorita”, replicó García.

“¿Pero cómo?”, le preguntó Otero. 

“Tú has sido exiliado aprista en Chile”, dijo García, según recuerda el diplomático a Reportajes. 

“Tienes familia allá. 

Tus hermanos son chilenos. 

Has estudiado allá. 

Tienes amigos allá. 

Tú incluso hasta piensas como chileno. 

Anda a hablar con Pinochet”, agregó el mandatario con seguridad. 

“Pero cómo voy a hablar con Pinochet, si mis amigos están siendo perseguidos y son socialistas”, replicó Otero. 

“No, hay que ir a Chile porque a pesar de que somos de signos diferentes y opuestos en lo político, debemos tener una relación responsable con los chilenos”, concluyó el presidente electo, con un tono seco y mucha convicción.

El propio Otero recuerda que García le dijo que, además de la propuesta de relaciones cordiales, en su maletín a Santiago debía llevar una petición secreta.

Se trataba nada menos que de la vieja reivindicación limítrofe de Perú. 

“Entonces me reuní a solas con Pinochet en La Moneda y le propuse que resolviéramos los temas de la delimitación marítima”, rememora Otero. 

“Esta fue la primera propuesta que hicimos a Chile”, cuenta el enviado de García a Reportajes. 

Según dice, Pinochet respondió que sí, que se podía conversar. 

Y acto seguido, le dijo a Otero que hablara con el canciller Jaime del Valle. 

Tanto Otero como García entendieron que el gobernante chileno les había dado una señal importante. 

Y así comenzó el largo camino de la demanda marítima peruana que terminó casi 30 años después, en La Haya, tras una trama muy compleja, repleta de situaciones incómodas e impasses con Chile.

Cita secreta en La Moneda

Tras el viaje informal de Otero, el Presidente García envió a Chile a su canciller, Allan Wagner, y a una comitiva de su más absoluta confianza, encabezada por José Miguel Bákula. 

Este diplomático había sido director de Fronteras en la Cancillería, director de la Academia Diplomática y vicecanciller a comienzos de los 60. 

La estrategia del gobierno del líder aprista era plantear el tema de la demanda marítima de manera concreta y oficial.

En mayo de 1986, Bákula fue recibido por Del Valle, en el Ministerio de Relaciones Exteriores en Santiago. 

El canciller chileno pensaba que sólo se trataba de una visita de rutina. Bákula, entonces, le expuso las razones y los fundamentos de por qué Perú quería discutir los límites. 

Del Valle le pidió a Bákula que dejara todo por escrito en un memorando. 

Cinco meses después aterrizó en Santiago el jurista Roberto Mac Lean. 

Este funcionario tenía varios primos chilenos en segundo grado y uno de ellos lo fue a recibir a Pudahuel. 

Cuando MacLean se encontró con su familiar se dieron un abrazo y los periodistas presentes comentaron que las nuevas relaciones Chile/Perú no podrían haber partido mejor. 

“Nos fotografiaron. 

Incluso fueron a recibirme mis primas y yo estaba deslumbrado con ellas”, recuerda MacLean.

Todo iba viento en popa, ese 7 de septiembre de 1986. 

“Pero ese mismo día ocurrió el atentado contra Pinochet y al día siguiente no figuré ni en los breves de los periódicos. 

Posteriormente, tomé desayuno con Pinochet en La Moneda”, dice este abogado, actual miembro del equipo jurídico peruano en La Haya. 

A esas alturas, Perú había conseguido su objetivo, ya que el “memorándum Bákula” quedó por escrito y se transformó en un hecho clave, ya que dejó por sentada la posición peruana y la intención de llegar a un acuerdo para fijar los límites marítimos. 

El silencio de Del Valle fue presentado como una aceptación del diferendo. 

Una jugada similar haría, años más tarde, el canciller Manuel Rodríguez Cuadros con su par chileno Ignacio Walker.

"El Chino" y el Tratado del 29

Cuando Alberto Fujimori asumió la Presidencia de Perú en 1990 era todo un desconocido y se enfocó rápidamente en asuntos internos. 

Pero en 1999, el gobierno de “el Chino” firmó el acta de implementación del Tratado de 1929 con su par, Eduardo Frei. 

En ese momento se generó, por ambos lados, un ambiente de entendimiento mutuo e incluso, las autoridades peruanas dieron a entender que todos los asuntos limítrofes estaban solucionados. 

Hubo festejos en Santiago y Lima. 

Era el inicio de una nueva era en la siempre compleja relación bilateral.

La situación, sin embargo, daría un giro a fines del 2000, en la misma época en que el régimen de Fujimori comenzaba a caerse a pedazos por los escándalos de corrupción de Vladimiro Montesinos.

En ese clima, el Servicio Hidrográfico y Oceanográfico de la Armada chilena publicó una carta de navegación con el trazo de una línea de base marítima a partir del Hito 1. 

Ese mapa fue inscrito posteriormente en Naciones Unidas por el entonces Presidente Ricardo Lagos, en septiembre del 2000. 

“Hice lo que Chile debió hacer hace mucho tiempo (...). 

Yo sabía que eso me iba a enredar las relaciones con Perú”, recordó el ex mandatario a Reportajes. 

La respuesta limeña fue inmediata. 

El canciller peruano, Fernando de Trazegines, envió una nota de protesta en la que citó el informe Bákula. 

La respuesta chilena llegó en noviembre de ese año, cuando asumía de manera interina Valentín Paniagua.

Las cosas comenzaron a complicarse a comienzos del 2001, en plena campaña peruana en la que Alejandro Toledo era el favorito. 

En marzo de ese año, Chile instaló una caseta de vigilancia al sur del Hito 1, próxima a una zona que ambas partes habían establecido como una zona desmilitarizada. 

El hecho encendió las alarmas en La Moneda e indignó a Lagos. 

“La caseta se puso en esa nueva posición, donde había una playita abajo para tener un mejor control, dado que ahí detectamos contrabando de locos por cocaína peruana”, señaló el almirante (R) Jorge Arancibia. 

“El (Lagos) me manifestó su malestar y bueno, como dos personas adultas, seguimos cada una en sus funciones”, agrega.

Aunque el hoy embajador prefiere bajar el perfil, el episodio originó un duro impasse entre el entonces comandante en jefe de la Armada y Lagos. 

De hecho, el ex presidente dijo que fue un episodio “muy poco feliz” y que provocó una discusión “muy fuerte” en La Moneda.

La jugada del "Torvo"

Toledo intentó frenar el tema de la demanda marítima para no abrir un nuevo frente de conflicto, pero a esas alturas, Torre Tagle analizaba el asunto de los límites marítimos. 

En reemplazo de Allan Wagner (en su segundo período como canciller) asumió Manuel Rodríguez Cuadros, conocido como “el Torvo”, por sus posiciones cambiantes. 

El diplomático pretendía llevar el caso hasta las últimas instancias, aunque su modus operandi inicial fue intentar convencer al gobierno chileno de resolver el tema de forma conjunta, a lo que Chile no accedió. 

En 2002, el canciller peruano incluso le dijo a Cristián Barros que debían tratar un “tema pendiente”, a lo que el embajador se negó.

El 19 de julio de 2004, Rodríguez Cuadros envió a Santiago una nota de una página y media (menos de mil palabras), en la que solicitaba negociaciones bilaterales para solucionar el conflicto. 

La Cancillería peruana sabía que esto sería rechazado por el gobierno chileno, pero aquello abriría el camino para una instancia judicial más alta: La Haya.

La canciller Soledad Alvear argumentó que Chile reconocía los tratados de 1952 y 1954, entendidos meramente como un acuerdo pesquero por parte de Perú. 

Poco después, Alvear renunció a su cargo por su precandidatura presencial y en su reemplazo asumió Ignacio Walker. 

Según la versión peruana, en noviembre de 2004, durante una cumbre en Río de Janeiro, Rodríguez Cuadros logró convencer a Walker para que suscribiera una declaración en la cual se hacía referencia a la existencia de una controversia. 

“La delimitación marítima entre ambos países, respecto del cual tenemos posiciones distintas, es una cuestión de naturaleza jurídica y que constituye estrictamente un asunto bilateral”, dice el texto.

Para Perú esto fue un avance en su demanda. Walker, sin embargo, niega tajantemente que haya sido parte de una maniobra -los términos de ese documento, según fuentes del gobierno de esa época, van en línea con la posición adoptada por Chile en el diferendo desde un comienzo- y acusa a Rodríguez Cuadros de tergiversar los términos de esa declaración. 

El hoy senador DC califica la interpretación difundida por Torre Tagle en 2004 como una “fantasía en Do menor”.

Mientras Toledo bajaba en las encuestas, la demanda marítima comenzaba a tomar forma. 

En noviembre de 2005, en un hecho histórico, el Congreso peruano aprobó la ley de línea de base, por 98 votos a favor y ninguno en contra. 

Al final de la votación hubo aplausos y varios congresistas no escondieron su emoción. 

Así, Perú fijó la proyección de sus 200 millas marítimas y los límites de éstas. 

En esa misma semana, Rodríguez Cuadros dio una entrevista a La Tercera en el acomodado barrio de San Isidro en Lima, en la que dijo: “Perú está dispuesto a llevar el tema marítimo a La Haya”. 

Chile, como era de esperar, envió una nota de protesta.

La aprobación de la ley fue seguida muy de cerca por Lagos. 

Ese día, según recuerda él mismo, citó a su despacho en La Moneda a los embajadores de Reino Unido y Estados Unidos, para comunicarles que la acción peruana era un hecho “muy grave” para Chile. 

“Les dije que Chile había ordenado defender el paralelo a la Armada”, sostuvo a Reportajes.

A pesar de ello, casi al finalizar el gobierno de Toledo, el canciller Rodríguez Cuadros planteó en el consejo de gabinete la posibilidad de entablar la demanda contra Chile. 

Según la versión del ex canciller José Antonio García Belaúnde, Toledo no lo autorizó.

Las cuerdas separadas

El 2006 arrancó en Perú con el nuevo triunfo en las urnas de Alan García, pese a su descrédito por la desastrosa gestión económica de su primer gobierno. 

García, hábil político, envió una serie de señales a Chile, advirtiendo que quería gobernar al estilo de la Concertación, además de elogiar a figuras como Patricio Aylwin. 

“Vamos a recuperar el sitio que con inteligencia Chile nos ha quitado”, afirmó García en una entrevista con La Tercera días después de las elecciones. 

Durante un viaje a Santiago como presidente electo, se reunió con Michelle Bachelet, a quien le dijo: “Michelle, ten la certeza de que el tema (de la demanda marítima) no saldrá de la gaveta del escritorio”, según coinciden varias autoridades de la época.

José García Belaúnde, el canciller de García, recuerda que “el objetivo del viaje era recuperar una dinámica en la relación bilateral que se había deteriorado al final de los gobiernos de Toledo y Lagos, que provocó la advertencia que había hecho el canciller Rodríguez Cuadros de demandar a Chile. 

En ese viaje, García no quería tomar el tema de La Haya, pero al ser consultado por algunos periodistas en el lobby del Sheraton, el presidente electo habló en ese momento de las cuerdas separadas. 

García pensaba que se podía abrir una negociación por el tema del mar.

Precisamente, en otra reunión, “Joselo” propuso que un tercer país (Estados Unidos) mediara, opción que fue desechada. 

Las autoridades chilenas solían comentar que los peruanos siempre sacaban el tema marítimo al final de las conversaciones, muchas veces como algo informal. 

“Desde la primera reunión con Foxley, nosotros planteamos la posibilidad de una negociación, pero no fue posible obtener la menor apertura del canciller Foxley sobre este tema. 

Era evidente que el tema le incomodaba. 

En nuestra primera reunión en Río discutimos el asunto a solas, pero a la segunda reunión, Foxley llegó con dos asesores”, señala García Belaúnde. 

Luego, sencillamente, dejaron de hablarse.

En 2007 hubo otro hecho que tensionó las relaciones y que un asesor de la Cancillería peruana califica como el punto clave que obligó a Perú a demandar a Chile ante La Haya. 

Este hecho fue la aprobación de la ley que creó la Región de Arica y Parinacota y que en la última fase de su tramitación introdujo una indicación que señalaba que esa nueva región limitaba al norte con el Hito 1.

“Lo más complicado para nosotros fue esa ley. 

Eso fue lo que obligó a Alan a demandar a Chile. 

Además, teníamos las protestas nacionalistas encima”, sostiene esa fuente. Isaac Humala, el padre del presidente, recuerda así ese momento: “Nosotros, los nacionalistas, estábamos dispuestos a ir con 100 mil hombres a la frontera. 

Eso fue una provocación de Chile”.

“Creo que hubo una permanente estrategia peruana de recuperar tierras con Chile”, replica un ex canciller chileno. 

Bachelet decidió entonces enviar a Lima a Ricardo Núñez, amigo personal de García, quien intentó convencer al presidente peruano de buscar una salida. 

Sin embargo, García no dio una respuesta clara y fue más bien evasivo. 

“Ese fue un intento serio por parte de la Presidenta Bachelet para generar todos los caminos que fueran convenientes o necesarios para evitar la presentación frente a la Corte de La Haya”, recuerda Núñez.

"Vamos a La Haya"

García le comunicó a su equipo que no podía aguantar más marchas nacionalistas y que el asunto no daba para más. 

“Vamos a La Haya”, dijo en ese momento el presidente aprista. 

Un ex asesor de García cuenta que Bachelet estaba muy molesta con la actitud de su par peruano. 

Finalmente, en enero de 2008, Perú demandó a Chile y la agenda política se fue directamente al congelador. 

En su demanda, Lima cuestionó la línea paralela en la frontera marítima, por lo que planteó que se debe utilizar una línea equidistante; un triángulo de aguas internacionales de 28.600 kilómetros cuadrados y que el límite no se mida desde el Hito 1, sino desde un punto 265 metros al sureste, que se transformaría en un triángulo terrestre.

Para empeorar aún más las cosas, en noviembre de ese año, se reveló un diálogo privado del jefe del Ejército peruano, general Edwin Donayre, en el que señalaba que los chilenos saldrían “en bolsas plásticas” de Perú. 

Bachelet telefoneó a García y éste le prometió que Donayre dejaría su cargo. 

Lo que no le dijo a la presidenta chilena era que el pase retiro no sería inmediato. 

En Santiago, el embajador Otero debió dar explicaciones y dijo que “nada ni nadie” interrumpiría la hermandad de ambos países. 

Las relaciones entre García y Bachelet se quebraron de manera dramática. 

Donayre, meses después y en una entrevista con La Tercera, no quiso desmentir ni aclarar su incendiaria declaración.

Mariano Fernández recuerda esos momentos particularmente difíciles: “Hubo una conversación entre Bachelet, García, García Belaúnde y yo, que fue muy tensa y que luego García Belaúnde la dio a conocer. 

En esa conversación, Alan García confesó que no había leído la memoria. 

Eso lo mantuvimos en secreto, pero él lo contó e incluso me atribuyó que yo dije cosas antipatria, lo que no es cierto”.

La carta de Humala

“Que la agenda del pasado, que nos divide, y la agenda del futuro, que nos une, corran por carriles separados”, dijo Sebastián Piñera en marzo de 2008. 

En ese momento era candidato, pero ya tenía decidido, como dijo cuando venció a Eduardo Frei en 2010, “que la agenda de futuro con Perú salga del refrigerador”. 

Piñera estimó en ese momento que una distensión en la relación bilateral ayudaría a controlar en el futuro los momentos más tensos del litigio. 

Incluso, el gobierno chileno fue más allá y condecoró a García en Santiago. 

Meses más tarde, Piñera hizo un brindis con pisco sour en el Palacio Pizarro. 

“¿De quién es el pisco”, preguntó Piñera, ante la mirada atónita de los presentes. 

“De quien se lo toma”, agregó, ante la carcajada del propio García.

En noviembre de 2010, durante la campaña electoral peruana para la sucesión de García, Piñera viajó a Lima y se reunió con Ollanta Humala en la casa del embajador Fabio Vio. Humala, en ese momento, marcaba apenas un 12% en las encuestas, pero su popularidad iba en ascenso. 

“Puedo ser el próximo presidente del Perú, por lo que deseo mantener buenas relaciones y un diálogo franco con usted”, le dijo Humala a Piñera.

Pero casi al final de la cita, Humala le entregó una carta al Presidente chileno, en la que le solicitaba que Chile pidiera perdón por los abusos cometidos por Chile durante la Guerra del Pacífico. 

A mediados de 2011, Humala viajó a Santiago como presidente electo, para confirmar el inicio de una suerte de nueva relación, a través de las famosas “cuerdas separadas”. 

En ese momento, el fallo de La Haya parecía algo muy lejano.

Fuente: Diario La Tercera de Chile.

Cronología de demanda peruana en La Haya...

http://www.larepublica.pe/16-01-2014/linea-de-tiempo-de-la-demanda-de-peru-ante-la-corte-de-la-haya-infografia-interactiva

Diferendo marítimo
Fallo en La Haya: Línea de tiempo de la demanda peruana 

(INFOGRAFÍA INTERACTIVA)

Infografía interactiva elaborada por LaRepublica.pe
Infografía interactiva elaborada por LaRepublica.pe
Diseño y multimedia: Jorge León.
Contenido: Rider Bendezú.


1986

23 de mayo

El embajador peruano José Miguel Bákula le comunica al régimen de Augusto Pinochet que no existe un tratado sobre límites marítimos, siendo necesario la elaboración de este documento, a fin de garantizar la soberanía marítima. 

Sin embargo, el pedido no encuentra respuesta en Santiago.

2000

20 de octubre

Palacio de La Moneda recibe una nota de protesta del canciller peruano Fernando de Trazegnies por la carta de navegación de Chile, denominada "Rada y Puerto de Arica", en la que se traza una línea hacia el mar desde el Hito N° 1, señalando a este como un límite marítimo.

22 de noviembre

La canciller chilena Soledad Alvear responde argumentando que el límite ya se estableció con anterioridad, citando como ejemplo, la instalación de dos faros que indicaban su ubicación, en 1968 y 1969.

2004

19 de julio

El Perú da a conocer que entregó a Chile una propuesta formal para iniciar las negociaciones bilaterales, en un plazo de 60 días, que permitan solucionar la controversia jurídica sobre la delimitación marítima.


11 de septiembre

El Ministerio de Relaciones Exteriores de Chile comunica al Perú que no realizará negociaciones sobre este diferendo, al entender que el límite marítimo ha sido establecido en el paralelo 18°21’03”, mediante acuerdos suscritos anteriormente, en referencia a los tratados pesqueros de 1952 y 1954.


12 de septiembre

La Cancillería del Perú anuncia que se han agotado las posibilidades de una búsqueda de una solución mediante las negociaciones directas y que se podrá recurrir a las instancias de solución pacifica de este tipo de controversias.

2005

Octubre

El Congreso peruano intenta establecer las líneas de base a lo largo de la costa nacional que sirvan para determinar la medición de las 200 millas marítimas, tal como lo indica el artículo 54 de la Constitución.
 
La iniciativa es apoyada por los actores políticos del país.


29 de octubre

El Gobierno de Chile envía una nota de protesta ante el Perú por intentar establecer líneas base que, a juicio del país sureño, ya han sido fijadas en los tratados pesqueros de 1952 y 1954. 

La candidata Michelle Bachelet y otros políticos respaldan al presidente Ricardo Lagos.


Chile intenta una ofensiva diplomática al tratar de convencer al resto de países sudamericanos que el proyecto de ley del Congreso peruano es ilegal. 

El presidente Lagos, desde Santiago, ordena suspender la reunión de las Fuerzas Armadas de Chile con sus pares peruanos en Lima. 

El candidato Alan García sostiene que la actitud del vecino país es insolente.


En una decisión soberana, el presidente Alejandro Toledo promulga una ley aprobada por el Congreso de República que define las bases para negociar una frontera marítima con Chile, país que responde argumentando que este documento no tiene efecto internacional.


Desde Argentina, presidente Lagos suspende, “por asuntos de política interna”, las reuniones con el Perú para firmar los Acuerdos de Complementación Económica. 

Además, reconoce que ley de bases es decisión soberana. 

En tanto, el mandatario Toledo asegura que Perú no claudicará en sus derechos.

04 de noviembre

En Río de Janeiro, el canciller Manuel Rodríguez Cuadros logra convencer a su par chilena, Ignacio Walker, a llevar el conflicto marítimo en “cuerdas separadas” con las relaciones bilaterales.

2006

4 de octubre

El Gobierno de Alan García informa que agotará la vía diplomática para resolver la controversia marítima, antes de acudir a la Corte Internacional de Justicia de La Haya. 

El anuncio peruano no tiene resonancia en Santiago.

2007


Torre Tagle envía una nota de protesta a Palacio de La Moneda señalando que Chile intenta confundir el límite marítimo con el terrestre. 

El canciller Alejandro Foxley informa que el Gobierno de Michelle Bachelet rechaza el documento peruano.


El presidente García Pérez confirma que el Perú acudirá al plano jurídico internacional para solucionar la controversia marítima con Chile, sin que esto afecte las relaciones bilaterales entre los dos países.


El presidente Alan García anuncia que ya se comunicó con Santiago para informarle que el Perú recurrirá a la Corte de La Haya. 

Sin embargo, los medios chilenos informan que el Gobierno chileno se abstendrá de hablar al respecto, al entender que no existe un diferendo marítimo.

12 de agosto

Perú publica un mapa oficial en que se define los límites marítimos del país, a fin de establecer su posición en torno a la controversia con Chile. 

Esto provoca que Palacio de La Moneda llame a su embajador del Perú en señal de protesta. 

A los pocos días, el diplomático regresa a Lima, tras el terremoto de Pisco.

28 de diciembre

La Cancillería comunica que el embajador, y exministro de Defensa y Relaciones Exteriores, Allan Wagner Tizón, será el agente del Estado peruano ante el tribunal internacional de las Naciones Unidas.

2008

14 de enero

Tras convocar a excancilleres de su país para conversar sobre la eventual demanda, la presidenta Michelle Bachelet anuncia que el subsecretario de Relaciones Exteriores, Alberto Van Klaveren, asumirá la defensa de la posición de Chile.


El Gobierno de Perú presenta ante la secretaría de la Corte Internacional de Justicia de La Haya la demanda contra Chile sobre delimitación marítima entre ambos países, con el objetivo que se reconozca sus derechos a las 200 millas.


La presidenta de la Corte de La Haya, Rosalyn Higgins, convoca a los dos representantes de Perú y Chile a una reunión para fijar los plazos del proceso, así como la presentación y sustentación de los recursos. 

El encuentro fue breve.


Los magistrados del tribunal internacional informan que, en marzo del 2009, el Perú deberá entregar la memoria documental que sustente su demanda contra Chile. 

Luego de presentar estos documentos, el país sureño tendrá un año para elaborar su contrademanda.

2009


Se inicia la fase escrita del proceso. 

El agente Allan Wagner entrega la memoria, en cuatro tomos con mapas, cartografías y documentos, en la que se sustenta la demanda, a fin de lograr la justa soberanía marítima que le corresponde al Perú.

2010


Chile entrega su contramemoria a la Corte de La Haya, en donde defiende su postura sobe el límite marítimo, basándose en que este se definió en los tratados pesqueros de la Declaración sobre Zona Marítima (1952) y Convenio sobre Zona Especial Fronteriza (1954). Wagner anuncia que evaluará esta contrademanda.


El agente Wagner presenta al tribunal internacional la réplica peruana, en tres tomos, en los que se refuta, de manera solida, los argumentos chilenos. 

Perú indica que la línea divisoria parte del Punto de La Concordia y reclama la equidistancia de la frontera marítima.


Horas después de la entrega de la réplica peruana, en Santiago, anuncian que la dúplica chilena será contundente y reafirmará la posición del país, respecto a los acuerdos pesqueros de 1952 y 1954.


Bolivia indica que su país no será parte tercera en el diferendo marítimo. 

El anuncio es bien recibido por el canciller José García Belaúnde, quien adelanta que presentarán una copia de la réplica peruana a Ecuador y Colombia.

2011


Chile entrega su dúplica, en casi 300 páginas, con lo que se concluye la fase escrita del proceso. 

El agente Van Klaveren asegura que documento contienen nuevos antecedentes que fortalecen la posición chilena y demostrarían que acuerdos pesqueros de 1952 y 1954 son tratados limítrofes.


Rápidamente, en Lima, el canciller García Belaúnde aclara que la Carta Náutica suscrita con Ecuador no representa una prueba para dar el carácter de acuerdo limítrofe a los tratados pequeros. 

“Vamos a ganar la causa peruana ante La Haya, la razón nos ampara”, afirma.

2012

12 de marzo

El tribunal internacional informa a Perú y Chile que la fase oral del proceso se iniciará en diciembre, con la presentación y exposición de los agentes de ambos países. 

En Lima, se vive un ambiente optimismo, debido a la fortaleza de los argumentos.


Se conoce que el equipo de juristas internacionales que defenderá la posición del Perú en la fase oral serán Alain Pellet, Vaughan Lowe, Sir Michael Wood y Rodman Bundy, quienes se reúnen en Paris con el agente Allan Wagner y el coagente José García Belaúnde.


Los escritores Mario Vargas Llosa, por Perú, y Jorge Edwards, por Chile, emiten el ‘Llamado a la concordia’, documento en el que piden paz a ambas naciones, en medio del litigio marítimo que los enfrenta ante La Haya.


Desde Santiago, el mandatario chileno Sebastián Piñera admite que su país no tiene nada que ganar en esta controversia y, por el contrario, tiene mucho que perder, según sea el resultado de la sentencia final.


El mandatario Sebastián Piñera se reúne con los expresidentes chilenos Eduardo Frei, Ricardo Lagos y Patricio Aylwin, en un encuentro que fue interpretado como una presión hacia la Corte de La Haya. 

“Esperamos que la corte falle en derecho. 

De no hacerlo, se erosiona el prestigio de la corte internacional”, afirma Lagos.


Un grupo de congresistas de la República desiste de viajar a La Haya, luego de días en los que el propio canciller Rafael Roncagliolo intercedió, a fin que no entorpezcan el desarrollo normal de la fase oral del proceso.


Se inicia la fase oral del proceso con la presentación del agente Allan Wagner Tizón, seguido de la exposición del profesor Alain Pellet, quien argumenta por qué la Declaración de Santiago no es un acuerdo de delimitación marítima, lo secunda Rodman Bundy, Tullio Treves y Michael Wood.


El jurista italiano Tullio Treves, en una brillante actuación en el segundo día de alegatos, recuerda a la Corte la gestión del embajador Bákula, en 1986, para iniciar las negociaciones a fin de suscribir un tratado de límites marítimos.


Chile inicia sus alegatos con la sustentación del agente Albert van Klaveren, quien defiende la idea que la Declaración de Santiago fue un acuerdo de delimitación marítima, idea que secunda el profesor Marie Dupuy.


En su segundo día de alegatos, Chile sostiene su posición con la presentación de copias de textos escolares peruanos, en donde se muestra, de manera parcial, la extensión de la zona económica marítima exclusiva del país.


El jurista Vaughan Lowe, en la réplica peruana, indica que no existe prueba que demuestre que Perú, Ecuador y Chile le hayan dado valor de acuerdo limítrofe a las declaraciones pesqueras que suscribieron en 1952 y 1954. 

“Chile no logra explicar cómo una cita acordada para ver temas pesqueros terminó por generar la firma de un acuerdo de límites marítimos”, afirma.


En la dúplica chilena, el jurista australiano James Crawford hace gala de su experiencia, al tratar de debilitar la posición peruana. 

“Es como si pensaran que por repetir a cada rato una idea, la Corte decidirá no leer los documentos”, indica.


Desde Chile, el escritor Álvaro Vargas Llosa publica una cuestionada carta abierta a Torre Tagle, en donde sostiene que son mínimas las posibilidades peruanas de obtener un fallo favorable en La Haya y pide no caer en el triunfalismo.


Ollanta Humala y Sebastián Piñera sostienen una conversación telefónica, en donde se comprometen a respetar la sentencia final que emita el tribunal internacional, respecto al diferendo entre ambos países.


El canciller Rafael Roncagliolo y el agente Allan Wagner son bien recibidos en el Congreso de la República, en donde dan detalles de la fase oral del proceso. 

“Acá todos tenemos la misma camiseta, todos tenemos que estar juntos al lado del Perú”, asegura Roncagliolo.

2013


Los mandatarios Ollanta Humala y Sebastián Piñera sostienen una reunión informal en Colombia, en donde ratifican su disposición a aceptar, acatar y ejecutar lo que disponga la Corte de La Haya en su fallo a emitir.


Los ministros de Chile y Perú se reúnen en Santiago, en el marco del Consejo de Integración Social, encabezado por el presidente Sebastián Piñera. 

Los cancilleres Rivas y Moreno aseguran que aguardan el fallo sin triunfalismos.


En Palacio de Gobierno, el presidente Ollanta Humala se reúne con los principales líderes políticos, entre ellos los exmandatarios Alejandro Toledo y Alan García, en una muestra de unidad nacional frente a las cercanías del fallo.


La Corte Internacional de Justicia comunica a Perú y Chile que el presidente Peter Tomka leerá la sentencia final el lunes 27 de enero del 2014, a las 9 de la mañana (hora peruana). 

La canciller Rivas pide esperar la fecha con tranquilidad.


El diputado Jorge Tarud pide convocar a un plebiscito, en caso el tribunal internacional falle en contra de sus intereses. 

“La decisión de acatarlo le corresponde a todos los chilenos”, afirma. 

Sus declaraciones son refutadas por políticos peruanos y chilenos.


En un destacado acto, representantes de diez organizaciones políticas se comprometen a dejar de lado sus diferencias, en ánimos de la unión nacional, ad portas de conocer el fallo del litigio marítimo. 

Los dirigentes acuerdan pronunciarse luego que el presidente Humala emita su mensaje a la Nación, tras el fallo.


Representantes de diferentes partidos se reúnen con el primer ministro César Villanueva y la canciller Eda Rivas, a fin de consolidar la unión de los sectores políticos de cara al fallo. 

El presidente Humala participa, por unos minutos, de este encuentro.

2014


El presidente Piñera conversa con Michelle Bachelet sobre el fallo de La Haya. 

Tras la reunión, la electa mandataria indica que la implementación de la sentencia depende del resultado. En tanto, el aún jefe de Estado pide tranquilidad y no caer en triunfalismos.


El mandatario Ollanta Humala reafirma que el Gobierno peruano acatará el resultado de la sentencia final de la Corte de La Haya, tras referir que ambos países demostrarán al mundo que se puede hallar solución a los diferendos a través de la jurisprudencia internacional.

27 de enero

La Corte Internacional de Justicia emite su sentencia final sobre el diferendo marítimo entre Perú y Chile que se inició, en esta vía, el 16 de enero del 2008 con la presentación de la demanda.


Fuente Diario La República

INDULTO ¿Puede imponerse una reconciliación?

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