"El futuro de las relaciones bilaterales" Perú-Chile

http://diario.latercera.com/2014/01/25/01/contenido/reportajes/25-156462-9-el-futuro-de-las-relaciones-bilaterales.shtml
por Luis Maira (ex embajador chileno) y Fernando Rospigliosi (ex ministro del interior peruano)
Dos expertos en la relación bilateral Chile-Perú, el ex embajador chileno Luis Maira y el ex ministro peruano Fernando Rospigliosi, abordan el escenario que se abrirá tras el fallo del lunes.

Ex embajador chileno Luis Maira

Tras el fallo: ¿Qué?

TRAS SEIS AÑOS de litigio conoceremos el dictamen de la Corte Internacional de Justicia que debe resolver la solicitud peruana de fijación de límites marítimos con Chile. 

Los argumentos de ambas partes son conocidos, como también la importancia del tribunal. 

Se trata del organismo judicial más importante del mundo, establecido en 1945 en la misma Carta de Naciones Unidas. 

Sus 15 jueces deben tener nacionalidades distintas y ser “personas de alta consideración moral” y “jurisconsultos de reconocida competencia en materia de Derecho Internacional”. 

Los fallos que emiten son “definitivos e inapelables”.

No sabemos su contenido, pero éste debe fundarse en “las convenciones internacionales… la costumbre internacional… y los principios generales de derecho reconocidos por las naciones civilizadas”. 

Los gobiernos de Lima y Santiago han concordado dos criterios frente al fallo: el acatamiento de éste y su ejecución progresiva, de acuerdo con los cambios jurídicos internos o técnicos que imponga la sentencia.

El lunes predominarán manifestaciones nacionalistas. 

Pero aquietados los ánimos, se presentará una oportunidad excepcional para dotar de estabilidad y espíritu cooperativo a una relación que no ha conocido el afecto mutuo desde la Guerra del Pacífico y el Tratado de 1929.

Hay que comenzar señalando que, en los últimos 15 años, han ocurrido ya cosas positivas entre nosotros. 

Existe un gran dinamismo en las relaciones económicas, con una inversión de más de US$ 8 mil millones de Chile en Perú y una cifra casi equivalente de Perú en nuestro país, que sólo el año pasado creció en US$ 3 mil millones. 

La migración peruana representa cerca del 40% de los extranjeros que viven en Chile y se estima en más de 300 mil personas, los que con su trabajo, preparación y cordialidad han ganado nuestro afecto. 

Hay escuelas en Recoleta e Independencia donde más de la mitad de los estudiantes son peruanos. 

Cada vez hay más familias binacionales. 

Por otra parte, las ciudades vecinas de Arica y Tacna tienen una vida económica y social integrada. 

Perú y Chile, a su vez, requieren del entendimiento para que nuestra América del Sur llegue a ser una región influyente en un mundo como el actual, dominado por grandes espacios regionales, como el de América del Norte, Europa o el Asia del Pacífico.

El ex canciller Alan Wagner en los alegatos efectuados en La Haya sostuvo que este es el último asunto limítrofe pendiente entre Chile y Perú, por lo que el tono de nuestras relaciones debiera cambiar. Ambos tenemos experiencias en esta dirección. 

Argentina y Chile dejaron de ser rivales después del fallo del cardenal Samoré y la mediación papal en el conflicto del Beagle. Perú y Ecuador, que tuvieron dos guerras en el siglo XX, dejaron de ser adversarios después del Acuerdo de Brasilia de 1998. 

Retirar “la maleza” de la conflictividad es una condición para tener una región más integrada.

Aquí, se podrían imaginar múltiples proyectos. 

Un programa de integración subnacional que incluya el Sur peruano, el Norte chileno y el Oeste boliviano, áreas complementarias que podrían tener una presencia dinámica en la economía del Pacífico. 

Un intercambio a partir del gas de Camisea, ahora que EE.UU., con la revolución del shale gas, se ha hecho autosuficiente. 

Pero hay un mercado energético en la minería del norte chileno como un espacio cercano y seguro para su producción. 

Ya existen iniciativas importantes de cooperación académica entre nuestras universidades y podríamos compartir esfuerzos en investigación tecnológica. 

Un buen acuerdo de cooperación internacional de doble vía permitiría el intercambio de nuestras mejores experiencias. 

Y está, por cierto, el amplio campo de la colaboración en Apec y los vínculos del Pacífico con los grandes países del Atlántico sudamericano, Brasil y Argentina.

A partir del martes viviremos un nuevo comienzo y muchos escenarios serán posibles. 

Creo que hay que apostar por el más favorable para el futuro de las relaciones entre Perú y Chile.

Ex ministro peruano Fernando Rospigliosi

¿Qué viene para Chile y Perú?

A PESAR DEL enorme espacio que han dado los medios de comunicación y los políticos a la demanda peruana ante la Corte Internacional de Justicia de La Haya (CIJ), la última encuesta de Ipsos, publicada el domingo pasado, revela que sólo el 65% de la población urbana está enterada del asunto. 

En la población rural -un cuarto del total-, el porcentaje debe ser bastante menor.

Sobre todo desde diciembre de 2012, cuando ambas partes presentaron sus alegatos ante la CIJ, el asunto ha sido motivo de permanentes informaciones, comentarios y análisis. 

Las últimas semanas las noticias sobre el tema son abrumadoras.

Una posible explicación del interés relativo en la cuestión es que lo que está en juego no afecta en nada la vida de las personas. 

Se puede ganar o perder, pero al día siguiente nada cambiará.

Por supuesto, el asunto tiene una importancia simbólica, más para los peruanos que para los chilenos. 

Si el Perú obtiene algo, significará que recuperó aunque sea una pizca de lo perdido en la guerra de 1879. 

Si es así, probablemente será un elemento más que ayude a mejorar las buenas relaciones entre los dos países, que se han ido estrechando en los últimos años.

Los intercambios comerciales, las inversiones -sobre todo chilenas en Perú-, la migración de peruanos a Chile, la labor de intelectuales, académicos, periodistas, religiosos, empresarios y políticos, que en el último tiempo han realizado reuniones, publicado libros y artículos y emitido pronunciamientos favorables a una mayor integración, han contribuido sin duda a que el ambiente sea más distendido.

Las portadas de un libelo llamado La Razón, que tiene una escasísima circulación y nula influencia en el Perú, son presentadas equivocadamente en Chile como representativas de por lo menos un sector de la opinión pública peruana, cuando en realidad no tienen ninguna significación.

No es previsible un brusco deterioro de las buenas relaciones después del 27 de enero en ningún escenario. 

En el lado peruano, el Presidente Ollanta Humala dio un giro radical -y positivo- a sus posiciones antichilenas cuando ganó las elecciones. 

Incluso ha hablado de la posibilidad de vender gas a Chile, cosa que los políticos no se atrevían a decir hasta el 2011, precisamente porque tenían temor a críticas de personas como Humala.

Y ahora que se prepara la construcción de un gasoducto al sur, esa posibilidad no parece ser sólo una declaración de buenos deseos.

Hoy en día, no hay ningún político relevante interesado en obtener ganancias electorales incentivando el chauvinismo. 

Al contrario, lo políticamente correcto es propugnar la mejora de las relaciones entre ambos países. 

Esto es extensivo a la sociedad civil. 

Todos los medios de comunicación y líderes de opinión importantes están en esa línea.

La única salvedad que deslizan algunos especialistas, es que quizás Michelle Bachelet no sea tan apaciguadora como Sebastián Piñera. 

Pero aun así, se estima que siendo Chile un país institucionalizado, no habrá mucho margen para reacciones destempladas.

En síntesis, en Perú se respira una atmósfera de optimismo, no sólo porque la mayoría cree que el fallo será favorable, sino porque se piensa que luego del mismo las relaciones seguirán mejorando.


Fuente: Diario La Tercera de Chile.

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